Viven centrados en el Misterio de la Pasión Redentora,
contemplado en íntima comunión de amor con María Santísima. Participan
diariamente en la Sagrada Eucaristía, en la celebración comunitaria de
la Liturgia de las Horas y la silenciosa adoración de Jesús
Sacramentado, que son las fuentes de su vida interior, el centro de su
vida comunitaria y el aliento de su apostolado. Celebran tanto la Forma
Ordinaria como la Forma Extraordinaria del Rito Romano, atentos a las necesidades pastorales y al bien de las almas.
Viven su total consagración a la Virgen María como sus esclavos de amor, según la doctrina de San Luis María Grignon de Monfort y el ejemplo del Beato Juan Pablo II. Miran a San José como modelo consumado de amor fiel y abnegado a Jesús y a María.
Acuden a él, a quien el Padre Eterno confió las primicias de la
Salvación, para que les ayude a llevar la Buena Noticia del Evangelio a
todos los hombres.